La taquicardia, la respiración agitada, el dolor en el pecho, el miedo a volverse loco y perder el control. El pánico es un tsunami psicológico: cuando nos golpea, trae consigo un terror impactante; cuando desaparece, deja detrás un sentimiento agobiante de angustia y sufrimiento. En pocas sesiones, convertimos el miedo incapacitante en un fiel compañero de viaje, tocando nuestros fantasmas hasta hacerlos desaparecer.
La taquicardia, la respiración agitada, el dolor en el pecho, el miedo a volverse loco y perder el control. El pánico es un tsunami psicológico: cuando nos golpea, trae consigo un terror impactante; cuando desaparece, deja detrás un sentimiento agobiante de angustia y sufrimiento. En pocas sesiones, convertimos el miedo incapacitante en un fiel compañero de viaje, tocando nuestros fantasmas hasta hacerlos desaparecer.
Opresión, impotencia, condena: la persona angustiada espera lo peor, sin posibilidad de escape. Es como una sombra oscura y pesada que destruye todo color, deformando y destruyendo las tonalidades de la vida. Comenzamos desde el negro para redescubrir los innumerables matices restantes, recordando que solo estamos verdaderamente derrotados cuando nos damos por vencidos.
Malentendidos, discusiones, silencios, estallidos de ira: a menudo con las mejores intenciones se provocan los peores desastres comunicativos. Saber utilizar el lenguaje de manera consciente puede marcar la diferencia en nuestro bienestar y en el de los demás; en las relaciones no hay un ganador y un perdedor: o se gana o se pierde juntos.
Después de un evento catastrófico o la pérdida de un ser querido, nuestra vida cambia para siempre. Todos sabemos que la muerte es parte de la vida, pero nada nos prepara para la dolorosa experiencia de perder a un ser querido. Un dolor insufrible nos consume y nos obliga a reconstruir nuestra vida. Es un camino oscuro, lleno de angustia, vacío y soledad; un camino que debemos recorrer paso a paso para redescubrir los colores y los sabores de la vida.
Sentirnos inadecuados, tener miedo al rechazo y no estar a la altura es común. A menudo somos muy críticos con nosotros mismos. Esto nos hace sentir vulnerables y limitados, afectando negativamente nuestra vida. Tener una buena autoestima nos permite reconocer nuestros límites y recursos, lo que nos permite disfrutar de nuestros logros y vivir más tranquilamente.
Cada decisión me provoca un sinvivir, pido la opinión a los demás porque son incapaz y delego; retraso la toma de decisiones o procrastino; no tomo decisiones porque temo lo que dirán los demás o bien razono lo indecible buscando la decisión perfecta.
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